viernes, 16 de diciembre de 2016

Iguana-man.





Hace poco un amigo me dijo que los escritores autodidactas solían tener durante el período de aprendizaje épocas de sequía, y no me refiero a esa sequía que los escritores llaman bloqueo. En realidad hablo de un receso importante en la producción, el mismo que yo vengo sufriendo desde hace un par de meses u que de traduce como una negación extraña, diríase aversión, hacia todo lo relacionado con la escritura. Vamos, que veo una letra y ya mismito me amarro a dar gritos como la actriz de psicosis en la ducha.

Posiblemente no sea ni seré nunca un escritor auténtico, pese a que muchos poetas con oficio me han dicho, por activa y por pasiva, que tengo madera para esto de los versos, sigo empeñado en que no lo soy, la prueba está en que no siento pena alguna por mi prolongado desgano creativo.

Ni frío ni calor, la verdad sea dicha.

No sé de qué le sirve a otros poetas el arte de versar, a mí desde luego me ha consolado y mucho en los momentos duros, y hasta me ha valido para escurrir el bulto en esas ocasiones en las que el amor de mi vida reclamaba mi atención en situaciones en las que el horno no estaba para galleticas ni yo, sinceramente, para interpretar el papel de amante atento:

—Madison, me han pedido una foto de alta resolución para una revista ¿te encargas tú de enviarla?

Me propone  ella.

—Ahora no puede ser, amor, estoy escribiendo.

Y, ¡zas!... portazo que te crió y taconeo en versión huida corredor a través, porque mi amor sabe bien que cuando un tipo está pariendo un poema, hay que dejarlo hacer en paz no vaya a ser que el vástago salga torcido.

Sí, mi amor tiene la enferma costumbre de usarme como contenedor. Siempre vacía en mí todas sus movidas de última hora y frustraciones profesionales, y no le basta con desahogarse sino que, además, pretende que yo le solucione su papeleta.

—Cariño, dile a tu mánager que te lo solucione. Es su trabajo, para eso se lleva el 16%.

Le sugerí.

—Pues podrías arreglarlo, coño, que también eres mánager.

Me sugirió ella.

—No perteneces a nuestra oficina, amor (gracias a dios), ya te vale reina, que me estás rayando. Yo también tengo mis asuntos chungos y no te los cuento.

Eso le dije.

—Déjame hablar, Madison, nunca me dejas hablar.

Eso me dijo, como si yo la hubiera amordazado, antes de continuar largando.

 A esas alturas de su desahogo yo ya no estaba por la labor de llevarle la contraria, tranquilizarla o lavarle el cerebro... Haciendo honor a la sinceridad, ese preciso día yo no estaba por la labor de nada ni de nadie.

Si mi mujer, o algún otro miembro de mi clan, me hubiera comunicado que en ese instante estaba en posesión de una mochila bomba y que se disponía a volar la casa familiar, yo no habría hecho nada por impedirlo

Sí. Parece ser que mi desidia no es solo literaria. O quizás mi desidia personal, con su potentísimo poder a lo gas mostaza, acabó por infestar a mis musas y mis ganas.

Lo cierto es que luego de tanto tiempo sin escribir ni una miserable, puta palabra, para no perder la costumbre de inventar o quizás porque, caray, la capacidad de crear imágenes es el único punto de encuentro entre el oficio y yo, mientras la arenga de ella transcurría en diferido, me dio por imaginar que yo era una iguana.

Sí, una iguana que vivía sola en su terrario. Una iguana muy orgullosa de su cresta, arrebatada, loca perdida con su arenita y con sus piedras, con su ración diaria gratis de fruta y de verdura de buena calidad; col rizada, champiñones, hojas de mostaza, hojas de diente de león... y lo mejor de todo el invento: una iguana soltera y sin compromiso; una iguana sin perrito ni gatico (como dicen en mi tierra), un bicharraco verde y feliz de no tener una esposa verde chillón, de ojos saltones, con una cresta a juego con la suya empeñada en hacerle la putada con todo ese asuntico de la crisis y de la cultura en España (pura mierda), y todo ese avasallamiento que todo artista español que pretenda mantener a su prole (aunque eso ya lo hago yo, reina mora) sufre a día de hoy en sus carnes.

Si para algo sirve la poética es, por supuesto, como válvula de escape. Mientras la bella largaba por esa boquita de pitiminí, yo (Juanito la iguana)  abrí a todo gas el grifo de los versos.


******

"Iguana-man".


Claro que sí, mi vida, yo también
tengo la vida, amor, hecha un desastre.

Estoy lo que se dice muy hecho polvo.

Soy una iguana enorme 
a la que le da igual ver la vida pasar 
a través del cristal de su terrario.

Ya sé: me necesitas.

Necesitas un héroe al que comerle
cada día la oreja con tus penas,
pero el héroe que buscas, el de antes, 
gasta ya muchas canas.
Al Superman de hoy 
le importan un pimiento el mundo, el universo 
y todas sus milongas,
los llamados terrestres
y las crisis.

Si no te importa, cielo, papi se desconecta. 

Se está de puta madre en el terrario. Corto y cambio.

******

Y ahí quedó la cosa, en un poema. Aunque ni puta idea de cuando vendrá el próximo. Tampoco es que me esfuerce mucho, porque como ya les he dicho:

¡Se está de puta madre en el terrario!








jueves, 24 de noviembre de 2016

Veinte coplas de amor para Penélope.


«Despierta, Penélope, hija mía, para que veas con tus propios ojos lo que esperas todos los días. Ha venido Odiseo, ha llegado a casa por fin, aunque tarde, y ha matado a los ilustres pretendientes, a los que afligían su casa comiéndose los bienes y haciendo de su hijo el objeto de sus violencias.»


La Odisea, Canto XXIII.









Allí donde mi médico perjura
no cabe la emoción, solo el bramido
en ardua rebelión de mi latido,
allí donde mi vida se aventura
en acto de servicio a la bravura,
le levanté a mi musa sus cuarteles.
Y entre finos bolillos y caireles,
cual Penélope teje su locura.

Mantillas de algodón de un blanco nube
recrea desde el alba hasta la noche
para esconder en ellas el derroche
de versos con que un día la retuve
en la jungla virtual por la que anduve.

Penélope no sabe que los vientos
del olvido le temen a mis tientos,
y en domar su arrebato me entretuve.








martes, 11 de octubre de 2016

Atlanta sin ti.




Atlanta se derrumba. Nucky Tompson
se muere con su flor en la solapa.
Antlanta se deshace en yelis tristes.
Atlanta llora un blues. Hasta la armada, 
agujerea el azul de la bahía
con las rosas oscuras de sus salvas.

No marques su teléfono , *Darmody
si no es para traerle en una caja
de nácar la balada de su anhelo, 
a su Margot de trapo y de metáforas.

No llames "a las armas", Alcapone,
que el sombrero de Nucky se desangra
si no llama a la puerta
su paloma 
que nunca fue paloma, su muchacha.
Su bolita de coco, su *Yalorde,

No es tiempo de cazar, querido capo,
versículos de octubre en la Almadraba.
Atlanta está enlutada hasta los huesos.
Ya es oficial. Ha muerto su palabra.





******

n. del.a: *Yalorde: uno de los nombres por los que se conoce a la deidad africana Ochun, diosa del amor.

*Jimmy Darmody: Personaje de la serie televisiva " Boardwalk Empire" interpretado por el actor James Edison, enmarcada en Atlanta durante el período de la ley seca.

sábado, 8 de octubre de 2016

Gravity.





Te amé más que a mi vida, que a mis muertos, 
más que a mi colección de Billy Hollyday,
que a todos mis anuarios
de la buena de Marilyn en bolas.

Más que a aquel corazón que desvirgué en otoño
y al que le prometí recogería
cuando tuviera pasta en la alcancía,

más que a su voz soprano que timbraba
en la parada orgasmos de falsete
mientras el bus nocturno demoraba.
Aún extraño su agreste soniquete.

Más,
que a sus serviles alas de alondra que mangaban
naranjas a su jefe y platanitos
para este buen cabrón que se corría
la juerga padre hasta rayar el día,
nunca tubo gandinga  para echarme.
No me dejes sin tí, siempre decía.

Más que a los baños turcos que le daba
su mano niña a mi cantar de niño,
más que a los treinta días con sus noches
que haciendo calendario forman años.
Cinco gozó en su cuarto mi derroche.

Cuánto dolió dejar a esa Lupin(a) Arsenia.
Traidor, eso me dijo, entre otras cosas,
cuando supo que alguien en España
me había puesto en el muslo sus cilicios,
junto a la femoral, ¡qué gran putada!
—La concha de tu madre, eso también lo dijo...

De modo que te quise tanto y tanto...

dueña de mis cilicios,
más que al globo terráqueo,
reina de mis solsticios,
hija de perra, ingrata,
más que a mi sangre, vida,
más que a mi santa madre, 
mi puta consentida.

Solo quiero aclarar que este cabrón, tan hombre,
aún te sigue queriendo como un crío.





Volverás (Concha Buika)

Cerró la puerta sin decir adiós,
nunca volví a verla nunca más volvió,
como yo te quise nadie, nadie te ha querido,
insensata mía, por qué te has ido. 


Y me dejaste sola como el mar,
yo vivo como el aire libre pero sin saber a donde va,
y nadie nadie nadie te ha querido,
insensata loca, por qué te has ido.

Tú volverás, y
cuando tú regreses amor, 

verás como alguien quizo ocupar 
mi pobre corazón 
por ti, y ya verás
como tú a mí me pides perdón,
y yo que ya estoy loca de amor 
yo voy y te perdono.

No eran tan falsas aquellas mentiras,
ni tan verdaderas tus verdades favoritas,
no fueron tan callados aquellos silencios,
no fueron tan malos algunos momentos,
si ahora te marchas, vete para siempre,
no te des la vuelta que las vueltas siempre duelen,
y abre la ventana que da al paraíso, 

y olvidame si puedes,

que yo no he podido.

Tú volverás...

domingo, 2 de octubre de 2016

Decálogo de Juan Madison.





"Publica y serás crucificado"
(Guillermo Cabrera Infante)



Los escritores novatos creemos saberlo todo solo por que un buen día, Tim Berners Lee, el padre de Internet,  tuvo la brillante idea de poner en marcha un proyecto para facilitar el intercambio de información entre científicos e investigadores, que años más tarde, desembocó en el gigante del que ahora todos hacemos uso: Internet.

Desde que Google ha decretado barra libre hay mucha peña escribiendo, mucha peña que ha dado el salto a la fama, (den gracias a papi-web) y mucha peña que no tiene ni puta idea.

Comenzaré aclarando que no soy escritor, sino blogger. Hay una diferencia abismal entre esos dos conceptos. Uno no es escritor hasta que el oficio se completa, de modo que es inútil auto-llamarse y auto-laurearse como escritor estando en plena formación.

El tatuaje es un centro de experimentación, (creo haberlo dicho en más de una ocasión), abierto a la crítica. Lo que acabo de afirmar es perfectamente demostrable en los archivos. De momento no se me ha caído nada porque alguien me señale un error, o varios, en el texto. Lo tengo todo muy en su sitio, (la bilirrubina bien alta, ni siquiera tomo esas pastillitas azules para papipitufos azules sin capacidad de reacción en las noches azules). Hay muchas entradas donde se me señalan faltas ortográficas, errores de estilo, incluso, un comentarista me deja en la caja de comentarios una pregunta curiosa que me hace volver sobre mis pasos y darme cuenta que había omitido información importante para la comprensión del relato (el comentarista se quejaba de no entender ciertas escenas) e incluído mucha basura irrelevante.

Gracias, señor lector, tu comentario aún permanece en la entrada como recordatorio de la importancia de la opinión de quién se ha tomado el trabajo de abrir una entrada de un autor en tránsito, autor anónimo, y dedicado unos minutos.

Decálogo para escritores en tránsito.

1. Dale tus escritos a tu mamá.

Las abielas son distintas en la crianza. Tu abuela sería incapaz de romperte el corazón, pero tu vieja... Las madres son como los borrachos, pero en una versión sobria, nunca mienten. Antes de proponerle a tu vieja que sea tu beta raider pregúntate si tu ella va a dejar de lado la cena o la compra para leer tus "perlitas". Si no estás seguro ni lo intentes.

2. Escucha con atención lo que los lectores, sean escritores o no, opinen sobre tu trabajo, y saca tus propias conclusiones (Dale por el c.u.l.o a tu ego)


3. Comparte tu trabajo con  escritores que conozcan verdaderamente el oficio.

Su opinión te ahorrará tiempo en cuanto a aprendizaje y aportará riqueza y conocimiento atiu carrera.

4. Sé un tío legal, o una tía con ovarios, y no me visites sólo para que te devuelva el favor. A mí me la sudan las visitas.

5. Ama a tus comentaristas.

A los verdaderos, esos que te leen porque realmente les gusta lo que escribes y no por no por la simple razón de cumplir.

6. No te cagues en la memoria de los muertos.

Gabo, Faulkner, Truman Capote, Hemingway, Charles Bukowski... todos esos hombres dejaron sus obras para que las disfrutemos y aprendamos de ellos)

Lee bueno.

7. Un escritor muestra su valía sobre el terreno.

Si quieres demostrar que eres un cañero, demuéstralo con una de tus paridas y no cargues contra los defensores de la buena literatura solo para chupar cámara en las redes sociales.

8. Nadie nace con el manual de estilo calzado entre las pitas piernas.

Hay mucha peña colaborando en tu formación: lectores, tu santa madre con sus ácidas críticas, tus colegas, el tipo que te lee y comparte tu relato aún sabiendo que te falta mucho para enterarte de lo que vale un peine en literatura...

Sé agradecido.

9. Que publiques en tu blog y que un montón de peña te deje sus comentarios adulatorios, en este caso, no significa que seas el escritor del año. (La sinceridad es un arma de doble filo, duele, hiere que te digan que eso que tú has escrito es una milonga, en fin, tu barco pierde agua, pero es el único modo de saber si realmente lo estás haciendo bien).

10. A quien le pica es por que ajos come.



Soy J. Madison, ha sido un placer escribir para ustedes.




**************


domingo, 18 de septiembre de 2016

Tauromaquia.


Tauromaquia.


Hoy la palabra se me presenta en cueros. Se ha liado la manta a la cabeza y en rebeldía, ejerce impúdica su danza exenta de esos adornos torpes que —según ella— nublarían sus dictados.

Así andan las cosas. Y yo no puedo más que contemplar, desde el bloqueo, la sencillez de su estructura estrófica embuida en un tanga como único amuleto para salvar su suerte.

En realidad nunca me impresionaron los desnudos, lo mío es fantasear con lo que hay debajo del vestido; pero a ella ya no le interesa el maquillaje, ni la fastuosidad, prefiere andar en cueros por mi casa como una libertaria que le da un ultimátum a su hombre: y bien, Mady, ¿me tomas o me dejas?, mientras yo entro en la última de las tres fases del fuego y mancillo su honor a grito limpio en inglés, en español castizo y en cubano.


Me siento como un memo que no tiene ni idea de como proceder ante el destape de esa perra loca que no lleva siquiera un triste brillo para caerme en gracia; tan confuso que no sé si encajarle un fajo de billetes en la goma del tanga en un intento vil de camelarla, o si darle esquinazo; olvidar que una noche —mientras ahogaba en vodka mi habanidad nostálgica— sentí el impulso ciego de vestirme de luces; echarme al ruedo como hacen los toreros espontáneos, espada al ristre ponerla de rodillas con un par de estocadas y rematar la faena cortándole las orejas y el rabo.

Presiento que no habrá puerta grande en mucho tiempo, ni paseo en volandas, ni trofeos.

La Doña se ha emperrado en asestarme su más fiera cornada.




Estado de mutismo.


Ya vienen a buscarla
los soldados del trueno y la desidia.

Ya llegan,
armados con mordazas
marchando uniformados de azul frío.

Ya la arrancan a golpes de mi lengua.

La violentan. La arrastran
y la dejan caer,
estrepitosamente, ante mis ojos
sobre las cataratas del silencio.


**************


Y me llamó, su voz atrincherada
allá, donde concluyen
mis pactos y tratados con los hombres.
Los ecos de mi sangre, mis recuerdos.

Llamó,
desde donde mi "yo" más racional
hace frontera
con la voz libertaria de mi espíritu.

Mas no quise atender aquel resuello
por no contaminar con mi vacío
su lírico legado.

Tal y como diría
papá Hemingway,
las tristezas de un hombre se destierran
en cualquier bar de paso,

jamás en la palabra.


***************



¡Mi capitán, sirena a la vista!


Desprotegida,
Ariel de juventud
que ha perdido en el trueque
sus brújulas a puerto y sus zapatos,
ella
entra en mi orbe levantando espejismos
sobre mis horizontes de grumete.

Ella desdobla y multiplica el camarote
en cientos de universos
cuando despliega heroica —tan niña—
las fichas de su puzzle metafórico
sobre las coordenadas de mi cama.

Capitales y razas se erigen y ventean en sus manos,
y el secreto del mar se nos revela.


*************


Poetry in motion.


Pensé que solo irían en mi busca
marinos pesarosos y atalayas
galeras y piratas derrotistas,
la mar soliviantando las batallas.

La oí desde el delirium de mi encierro
en cruda arremetida, consagrada,
desnuda en mi hemiciclo sin recatos,
espléndida sin muros ni corazas,
cantando en desafío desde el púlpito:
Destruye sin temores mis medallas
mi podio de vestal, mis capiteles
lo frívolo y distante de mi casta,
mi lira, mis romances y mis mundos
de rompe corazones desalmada.

Quebrántame la paz hasta el ahogo
secuéstrame en la vid de tu palabra,
bébete mi cantar de Melibea
y llévame en tu sangre adonde vayas.


**************

Pablo Alborán y Bebe interpretando "Por fin".






Qué intenso es esto del amor,
qué garra tiene el corazón, sí, jamás pensé que sucediera así. 
Bendita toda conexión 
entre tu alma y mi voz, 
jamás creí que me iba a suceder a mí.

Por fin lo puedo sentir,

te conozco y te reconozco que por fin sé lo que es vivir,

con un suspiro en el pecho y con cosquillas 
por dentro... Por fin sé por qué estoy así.



Tú me has hecho mejor, mejor de lo que era...

y entregaría mi voz 
a cambio de una vida entera.



Tú me has hecho entender 
que aquí nada es eterno,

pero tu piel y mi piel pueden detener el tiempo.



No he parado de pensar
hasta dónde soy capaz de llegar,
por que mi vida está en tus manos y en tu boca.

Me he convertido en lo que nunca imaginé,
has dividido en dos mi alma y mi ser,
porque una parte va contigo 
aunque a veces no lo sepas ver.

Por fin lo puedo sentir,
te conozco y te reconozco que por fin
sé lo que es vivir,
con un suspiro en el pecho,
y con cosquillas 
por dentro...
Por fin sé por qué estoy así.

Tú me has hecho mejor, mejor de lo que era...
y entregaría mi voz a cambio de una vida entera.

Tú me has hecho entender 
que aquí nada es eterno,

pero tu piel y mi piel pueden detener el tiempo.




domingo, 4 de septiembre de 2016

“Operación de rescate y salvamento”.










De vez en cuando se viste uno de marinero y sale a pescar en su catamarán. A veces vuelvo a casa con las manos vacías, pero hay días de suerte en los que mi red se llena de auténticas maravillas literarias.

La selección que hoy desfila por la pasarela de: "Hasta las pelotas del pelotudo de Harry", va por todos esos amigos lectores y poetas que saben, de verdad de la buena, que el tiempo seguirá su ruta imparable de destrucción del hombre por el hombre, y cuando no quede nada a lo que aferrarnos, en algún lugar seguirá palpitando la palabra a la espera de que los nuevos poetas acudan en su rescate para recordarnos quienes somos.

Y como nadie puede describir mejor el contenido de una obra que el propio autor, (miren, ya sé que me repito como el ajo con esta frase, pero aguantense porque este es el lema de esta casa) con todos ustedes:

 Enlace a la biblioteca virtual:

"Hasta las pelotas del pelotudo de Harry"









jueves, 1 de septiembre de 2016

“Hasta las pelotas del pelotudo de Harry”.












¿Harry, Harry? ¿qué Harry, tío? ¿Harry el sucio, (se preguntarán ustedes) ese pobre diablo que se hace llamar Harry para ganar más seguidoras a su cuenta de facebook, ese mismo Harry que ahora está el pobre  en situación de desempleo? ¿ese? ¿ese tipo al que "Aiguas de Barcelona" le cortó el suministro por no abonarle la correspondiente factura del mes en tiempo y forma? (sí, uno se entera de todo en facebook, hasta de lo que no le concierne), ¿o Harry el sucio, el personaje hollywoodiense?

Pues no, miren ustedes. Sepan que ni por asomo me estoy refiriendo a ninguno de los dos, y créanme si digo que lo siento, sobre todo por ese último Harry, el pistolero-legal experto en resolver crímenes de mucha monta que encasilló durante tantos años a Clint Eastwood en el papel de poli bueno, me estoy refiriendo a Harry Potter, el niño mago. Es ese muchachito inglés quien realmente...


Para acceder al artículo pincha en el enlace:

“Hasta las pelotas del pelotudo de Harry”

miércoles, 24 de agosto de 2016

Me ha dicho la hechicera que hoy no duerme.









Le he preguntado a la deidad que habita en mi interior si "la hechicera" aún vive, y desde la mañana abierta a mí en clamores encendidos, recibí de ese dios una visión: una mujer sencilla atravesando el tráfico en vaqueros sumida en su diario redentor, desafiando, con su glorioso paso de Minerva hacia el trabajo, la tempestad ruidosa de la muerte.

Supe que su alquimia permanece, como un tsunami amaestrado en un rincón secreto de su cámara; oculto a los curiosos ojos de los hombres y del mundo.





domingo, 21 de agosto de 2016

La bruja Tentegol y su caldero












Hubo una vez una bruja en mi existencia, culpable de la más trascendental de mis múltiples muertes: la bruja Tentegol.

Ella solía volar hasta mi faro poco antes del alba. Antes de marcharse a su castillo, dejaba en la mesilla de mi cuarto su regalo divino: un salmo curador de almas perdidas escrito sobre el caparazón de un batracio.

Sus nobles artes de hechicería eran de tal pureza que, una noche, le permití voluntariamente que echara a navegar mi cuerpo en su caldero, y me ahogara en la marea blanca de sus aguas.

Con las siete  esencias resultantes como pócima, conjuró a puro verso a las estrellas; al círculo completo de las casas astrales que me rigen, construyendo con el recuerdo fértil de mis huesos un hombre diferente: un aprendiz de mago palabrero que quedó sepultado para siempre bajo la grave luz de su seudónimo.

Luego de aquel milagro, jamás volvió a mis días la hechicera.

Y mi magia la añora, como añoran los dioses padecer el sísmico temblor de la pasión para sentirse, por una noche, hombres.







jueves, 11 de agosto de 2016

El hijo de Simbad.









Siempre que contemplo un folio en blanco quedo sumido en la evocación de las relucientes velas nuevas de un navío a punto de zarpar para escribir en ellas la historia de sus rutas, tal y como ahora recuerdo, desnudo frente a este procesador de texto blanco y moderno, mi punto de partida hacia las rutas que habrían de hermanarme con mis mundos.

Según cuenta mi madre: Yo no quise nacer.

Qué negación absurda la mía a abandonar la calidez del vientre, bahía maternal, estrecha cala
resguardando mi frágil pequeñez de posibles peligros de futuro.

Ahora entiendo por qué no quise nunca quedarme demasiado en ningún paraíso edificado por muy maravilloso que éste fuera. Cada cierto tiempo hacía el equipaje. Daba igual dónde fuera, por que yo era feliz errando con mi prole de grumetes tempranos.

Jamás temí a la noche, sí a ese tumulto negro incontenible que se te viene encima silencioso, cargado de misterio, de sombras y de puertas a otros mundos: la noche tras mis párpados con todas esas voces muertas del pasado que me salen al paso mientras duermo. Siempre necesité avistar un faro, una luz como guía para salvar mi alma de marchar con todos esas almas familiares; faros-amores, faros-hijos, y el mejor faro revelado tardíamente: el faro-literario.

Sí. Yo siempre fui marino, como lo fue Simbad o Sandokan, el tigre de Malasia.

Un marino solitario y monógamo, escribidor de versos con algún que otro código moral en mis arterias. El regalo de dios para salvarme de ceder ante el pecado de la piratería.







lunes, 8 de agosto de 2016

La morte è il mio mestiere.














Me iré. Ella lo sabe.

Ella intuye que un día marcharé.

Para cuando eso llegue,
ya habrán crecido tanto sus cabellos
que tendrá que trenzarlos
para no
entorpecer la gloria de sus pasos.

Solo entonces me iré.

Nadie,
nada me ha hecho sentir tan vivo,
tan humano,
tan romántico, es cierto,
preocupado por mí y por el futuro,
tan dichoso,
como tener un trozo de su estrella.

Ni tan estúpido
por no poderle dar mi identidad,
mi todo.

Así vive un sicario. Tu Sicario.


II.

A ratos quiero ser ese gran hombre
tan hombre, para darle
lo que ningún gorrión
sin pico y sin
sombrero supo darle.

Muy hombre
para sesgar de un tajo
a quien sesgó su amor,
porque ella ya no apuesta por el amor del bueno.

Tan hombre para vivir con ella
el paso de sus días,
el peso de mis huesos en su espalda,

dormir a sus espaldas y en su espalda.

Me angustia que no pueda ser tan hombre
como para acallar estos anhelos,
que ella no me perdone jamás
este arrebato.

Pero no soy tan hombre ni ese hombre,
al menos ese hombre de mi anhelo.

Ese hombre que sueña con mirarla
en vivo y en directo
haciendo algo sencillo:

Un café,
bailar,
reír.
Porque bien sé le gusta
a ella reír como los cascabeles,

peinarse los cabellos orgullosa
mientras yo hago de espejo.



(Del poemario inédito "Sicario")













sábado, 19 de marzo de 2016

Abakuá.









Yo estuve allí,
con mi prenda a los vientos
cantando sobre el paso de mis guías
con mis tatuajes patrios dando palo,
con mis culebras vivas dando palo,
con mi ganga de muertos levantado:

Francisco siete rayos, dando palo.

Yo estuve allí,
con mi libertador tambor de ekué
cantando amaneceres de esperanza
a mi lucero congo en amoríos.

Yo estuve allí,
bajo mi siguaraya y con mi ceiba
gozando en el bembé con mis hermanos
pidiendo eternidad
para mi espíritu.


*

Y bajaron el féretro,
cuatro hombres
tan altos como palmas,
cuatro vientos callados a mis ruidos,
cuatro ceibas
llorándo tu desarme,
cuatro montes
danzando en la penuria.
Cuatro hacheros
alzando tu legado.

Cuatro muros
de ébano y un niño
amortiguando
el grito de la abuela.








miércoles, 16 de marzo de 2016

Rumba para Papá Montero.









No tengo yo mas dioses que mis muertos.
Y es a esa legión a la que rezo
cuando me aprietan el alma y el zapato.

Un trago sobre el suelo
de aguardiente o de ron
suele ser la señal para que hablemos.

A veces llevo rosas a esa cita
en honor a mi padre.

Nunca compro las rosas.

Papá fue tan bandido y tan Romeo.
Siempre tan elegante y perfumado
con sus gafas de poli y su guitarra,
tan canalla y tan guapo,
que unas flores compradas
serían un insulto a su persona.

Las robo en los jardines sobre la media noche.

A su entierro
asistió toda La Habana.
Boleristas rumberos y Lolitas.

Lolitas muy Lolitas para un "papá montero"
cercano a los cincuenta
que vieron derrumbarse no solo el gran imperio de mi gran papaíto
sino todos sus lujos.

Setenta y dos horas duró el acto.

En esta gran familia
de hombres duros de lágrimas,
guajiros titulados en la sed de la tierra,
no ha existido un velorio sin su ron
y su lechón asado y su guateque.

Puesta sobre el tapete la artillería fina
como cuando se van los faraones.

Se fue sin despedirse.



II.

Aquí
murió el abuelo.
En este mismo cuarto criogenisado en mi memoria.

Aquí murió
su risa alquizareña y sus zapatos
de explorador de barrio.

Su apagón de las ocho.

Sus doce
huevos mágicos para sobrevivir un mes.

Su fe en la ecología.

Su no licencia
para volar a Europa a cultivar manzanos.

Su farmacia vacía.

Su puro Partagas.

Su pose de faquir meditabundo mientras lo consumía.

Su periódico Granma.

Sus genes
de "Corleone"
defendiendo a su sangre.

Murió,
su vuela al norte pajarito.
Su sé que nunca volveré a verte.
Su no vuelvas el gesto pendenciero.
Sus lágrimas de: vete, que yo no estoy llorando.

Aquí murió,
en la más absoluta miseria
entre mis fotogramas de extranjero.
Sin recordar su historia de gran superviviente
a tres malditas cruentas dictaduras.

Que dios guarde este cuarto.

Amén.




III.

La Maribel se fue con la mañana.
Por un amor se fue la Maribel.

Se me largó,
consuelo de mi rabia adolescente
de mi inseguridad y mis complejos,
de mi noche salsera,
siempre bailamos hasta perder la guita y los zapatos
hasta matar al día.

Se fue, María Isabel Martínez, mire usted.
La hembra mas cañón y más coqueta
que conocí en mi vida.

Sangre de mi sangre.

Maldito sea el tipo.



Incluido en el poemario "Juan de los muertos'






miércoles, 9 de marzo de 2016

Arte minimalista. Capítulo I. (Paridas en la noche).











Gladys llegó a Madrid como el turrón, por Navidad, con su manada de bártulos y esa descarada impertinencia que la hace ser quien es: Gladys Sánchez.

Por el volumen del equipaje deduje que aquella visita iba a durar mucho y que la convivencia sería difícil. Y camuflados entre los Manolos, los vestidos de Versace, los jeans de Gloria Vandervilt, los pañuelos de seda, las tenazas del pelo, los rulos, el maquillaje, las pestañas postizas, y toda esa marabunta de cosas propias del acicalamiento de mi señora mamá: los santos. No existe lugar ni galaxia dentro del universo donde Gladys Sánchez ponga el tacón en el que no estén ellos también.

Nunca he creído en esas paparruchas. Sí, ya sé que al meter a los santos en el ajo me veo en el deber de explicarles a ustedes qué son . Verán, hay una larga lista de deidades africanas a las que los cubanos y una buena parte del Caribe rinden culto. Así ha sido desde tiempos inmemoriales. Está Yemayá, Obbatalá, Oggún ... Queridos lectores, estoy convencido que sabrán darle un buen uso a la Wikipedia. Tengo un amigo escritor (escritorazo), de esos que cuentan la vida con auténtico esplendor. El tipo no es partidario de las notas a pie de página n de los glosarios. No hay que ponérselo en bandeja de plata a los lectores , o eso dice. Si alguna palabra extraña despierta su interés, ya sabrán ellos tirar de diccionario. Culturizando a la peña, que con los tiempos que corren no viene nada mal.

Como les decía, no creo que los santos tengan el poder de solucionarme la vida. Sin embargo, allí estaba yo, desesperado, arrodillado (por amor) como un gilipollas ante una ollita sopera de porcelana ¿japonesa? adquirida en un mercadillo de barrio de artículos de segunda mano, colocada en el piso justo en el centro de una esterilla de bambú; rodeada de velas aromáticas, incienso y ofrendas florales, girasolares, diría yo, porque lo que allí imperaba era el girasol a punta de pala. Una ollita a la que mi señora mamá -Gladys- llama ampulosa y misteriosamente: "Oshún", que para los cristianos corrientes de toda la vida no es otra que la Santísima Virgen de la Caridad, en este caso del Cobre, esa hermosa localidad santiaguera en la que se encuentra el santuario de la virgen. Una ollita sopera que más que un receptáculo-contenedor de deidades semeja un objeto minimalista japonés de exquisita sobriedad en el grabado floral que eligieron para decorarla.

Ni puñetera idea de la relación entre la cultura nipona y las costumbres que nos dejaron nuestros ancestros: los esclavos africanos.

Y allí estaba yo rayando el mediodía ante la ollita sopera. Y en el interior de la ollita sopera: agua. Agua corriente, del grifo, ni siquiera bendita, y unas cuantas piedras lisas y grises que, según Gladys, recogieron los santeros del sedimento del río donde se llevó a cabo la ceremonia religiosa previa a la entrega de dicho amuleto. Y el río, como todo cubano sabe, es el medio acuático de la santa en cuestión: Oshún, la versión cubana de Afrodita.

Lo cierto es que se me hizo un cacao monumental sincretizar la ollita, el agua del acueducto madrileño y las piedras, con el río y la virgen, mientras formulaba mi pedido especial.

Yo hablo con Dios muy a menudo, pero es un acto mucho más sencillo que hablarle a una ollita japonesa. Y siempre miro al cielo cuando lo invoco, que es siempre el techo de mi cuarto (uno no habla con dios en plena calle). Sí, es una estupidez. Según Juan María, el pastor evangelista de mi congregación, dios está en todas partes, pero a mí me consuela saber que Dios está en mi techo. Y como ya se sabe, nadie tiene ni zorra idea del rostro que gasta Dios, así que cada cual lo imagina como se le viene en gana. Por regla general viejo; muy viejo, calvo y con las barbas como la cima del Everest, nevadas, mientras uno se lanza a pedir como un desquiciado sin la divina intervención del minimalismo japonés.

—¿Hijo?

—¿Mamá? ¿Es que no sabes llamar antes de entrar?

—La verdad, es absurdo llamar a la puerta del cuarto de una. Por si no te has dado cuenta, este es mi cuarto, John.

Claro que me había dado cuenta, y bien. Existe una diferenciación clara entre el cuarto de mi madre y el mío, y no me refiero al mobiliario. Mi cuarto siempre huele a maría. Cualquier mortal sería capaz de colocarse sólo con abrir la puerta y dejarse acariciar por la fragancia, que no es precisamente el perfume a santidad que, se supone, acompaña a la madre de Jesús. De ser esa " maría" lo habría escrito con mayúscula.

—Con la de veces que me has dicho que esto de los santos era una mamarrachada, John.

Me soltó Gladys, la sarcástica. Y luego un: ja, ja, ja, kilométrico, de unos tres o cuatro renglones aproximadamente.

Sí, ya sé. Jamás en la vida un escritor debe incurrir en la desfachatez de referir la efusividad de sus personajes con unos escuetos (y bochornosos) "ja, ja, ja" . Hay que ser algo más creativo si se pretende, al menos, ser digno del oficio. Algo así como: lo agazajó con el desorden de su risa de opereta, el alto voltaje de su risa (puro 220 w) la electrizó hasta enamorarla, su risa era un estruendo de cristales rotos, su risa era la primavera echando a patadas, con su escandaloso apogeo, al invierno de sus penas . O simple y crudamente: se partió el culo de la risa, se partió la caja, se meó (de la risa), que para mi gusto va al pelo con mi personalidad, porque les advierto: no soy un escritor, simplemente alguien que se lo pasa de puta madre soltando sus paridas estúpidas por la red.

—Vaya, sí que estás metido con esa enfermera —el imperio Gladys contraataca.

—Cómo un camión en un bache. Y qué —contraataqué yo, el hijo del Imperio.

—No sé yo. A esta muchacha la encuentro poca mujer para un viudo de cuarenta y seis años al que le apasionan los combates nocturnos cuerpo a cuerpo, estás muy al día. Se te va un dineral en putas. Como sigas así no va a quedar ni un solo peso de la herencia de tu padre.

—¡Gladys!

—Con la de veses que le pedí a Oshun que te hiciera sentar la cabeza. Robertico necesita una mamá.

—No digas estupideces. Él ya tiene una madre.

—En el cementerio de Madrid. Desde hace quince años.

—Sí. Quince años de soledad.

—Y si no te me espabilas se te van a convertir en cien como a García Márquez. Hijo, ¿hasta cuándo vas a seguir venerando a una muerta?

—Y mira quién fue a hablar. Tú tampoco has tenido hombre desde que murió papá.

—Es diferente. Tu padre es irremplazable. Con lo feo que era, pero luego era tan especial. Un pedacito de pan. Cantaba de escándalo por Sinatra y bailaba tan bien los boleros. Apretaditos. Ay, era tan romántico. Cada vez que visito el blog de tu amigo me acuerdo de tu papá.

—¿El blog de mi amigo?

"La maldad aparente", qué poemas que escribe ese hombre. Eso es demasiado para este corazón.

—Gladys, no sé qué bicho te habrá picado para que confundas de esa manera tan cruel la velocidad con el tocino. Papá era corredor de apuestas. Sí. Hubiera sido un poeta tremendo. Reconozco que se marcaba unos poemas de amor de campeonato, pero a excepción de los versos, no entiendo la conexión entre un corredor de apuestas neoyorkino y la brillante carrera literaria de un señor de procedencia Israelí.

—Bueno sí, sí, lo reconozco, Gavrí Akhenazi es más bueno que papá fabricando versos. Es por esa frase.

—Ah, ya: *"porque todos los monstruos somos, en el fondo, románticos".

—Sí. Tú papá era un monstruo muy romántico al que echo mucho de menos, y yo ya estoy muy mayor para despertarme con la deprimente visión de una dentadura flotando desfigurada en un vaso de cristal, lavar gallumbos y tomar sopa en compañía. Pero fíjate que sorpresa lo tuyo. Va a ser que Oshún ha oído mis rezos. De lo contrario no estarías ahí, tan arregladito, arrodilladito y con las manos junticas sobre el regazo, y con esa carita de no he roto un plato en toda mi vida. Te voy a dar un consejo de madre, bueno, más de mujer que de mamá, si vas a embarcarte en esa relación te aconsejo que seas el mismo canalla de siempre.

—¡Gladys, ya está bien de jueguesitos de palabras!

—Bueno, no lo niegues, amor mío y corazón de otra, que tú eres muy canalla. Ahí saliste a tu papá y cada madre sabe que clase de hijo tiene. Pero un canalla atento y super simpático. Y a las mujeres nos vuelve loca esa versión del canallismo. Y si ese hombre está —además— como para hacerle un par de homenajes, así, uno detrás del otro y sin descanso... y tú has nacido de pie, pero solo porque te pareces a mí en eso de la hermosura y no a tu papá. Gracias le doy a la Santísima Caridad del Cobre. Los feos tienen que emplearse a fondo y muy a fondo en el amor...

—Y las madres metome en todo y lengua larga muy a fondo en el silencio.

—Porque un feo, re-feo, bueno, yo estuve casada cuarenta años con un feo maravilloso, poco creativo en la cama...

—¡Mamá!

—De acuerdo, hijo, no te molesto más. Te dejo para que tengas unos minutos con Oshún. Y ojito, no le prometas a cambio nada que no seas capaz de cumplir. No sea que se ponga brava y se tome la revancha.

—Cómo qué.

—Despedirte de las putas y de la marihuana.





n.del a: *La frase, del escritor argentino Israelí Gavrí Akhenazi, aparece encabezando la presentación de su blog; "La maldad aparente"

jueves, 3 de marzo de 2016

El manzano de Eva.










Ella me dice: usted.

Ella me dice usted, que no es lo mismo
que: "míster o Don Juan".

Ella me habla de usted con la magnificencia
y el noble poderío
que alberga su palabra sanadora.

Ella me reza: usted,
y por supuesto, no es un alejamiento, una raya
que parte en cien mitades
nuestros mundos.

Ella me nombra: usted
como yo llamo "usted" a lo que es mío.

Y entiéndase por mío lo sagrado
lo auténtico,
algo que sobrepasa
lo efímero y carnal
entre el macho y su hembra
en estado animal
y primitivo.

Usted: ese barril
de ron
que emerge de la nada
en medio del desastre
del naufragio que todo náufrago- hombre
soporta alguna vez
cuando Neptuno baila.




Samba e amor.

Eu faço samba e amor até mais tarde
E tenho muito sono de manhã
Escuto a correria da cidade, que arde
E apressa o dia de amanhã

De madrugada a gente ainda se ama
E a fábrica começa a buzinar
O trânsito contorna a nossa cama, reclama
Do nosso eterno espreguiçar

No colo da bem-vinda companheira
No corpo do bendito violão
Eu faço samba e amor a noite inteira
Não tenho a quem prestar satisfação

Eu faço samba e amor até mais tarde
E tenho muito mais o que fazer
Escuto a correria da cidade, que alarde
Será que é tão difícil amanhecer?

Não sei se preguiçoso ou se covarde
Debaixo do meu cobertor de lã
Eu faço samba e amor até mais tarde
E tenho muito sono de manhã.






miércoles, 24 de febrero de 2016

Marine paradise.










Eva emerge desnuda del corazón del mar en una fuga roja de romances.

Eva descarga su decálogo de vida en mis ojos
y sobrevuela libre mi piel de soledad azul.

La selva de serpientes marinas de su pelo se enreda
en la sed coustoniana de mis dedos de oceanógrafo.

Bancos de peces blancos milagrosos migran
desde su garganta hacia el atlántico ciego de mi boca.

Eva me entrega en un temblor biosónico sus agallas maduras de mujer-pez
para que explore sin bombona de oxígeno
sus abismos oceánicos ocultos al resto de los hombres,
la frágil oscuridad de su pozo-imaginarium de los deseos,
la humedad necesaria en sus jardines del delirio,

su edén,

el paraíso.





jueves, 7 de enero de 2016

Maferefun, cuervo.












La libertad pedí.
Y mi espíritu dijo: -rompe todos los moldes.
Quema todas las vírgenes y santos.
Arrasa,
con todo lo que el mundo de los hombres marcó como divino.

Avanti.
Construye tu santuario, marinero.

Y desde aquel santuario
hecho de pedacitos de
mis sombras
llegó la luz  del verso,
como un aljibe
pleno de libertades para el alma.

Llegaste,
compañero.

Esculpiendo tu tótem
de viento y Sinaí en las alturas.

*Maferefun,
cuervo.


*

Qué el poema más hondo
es el que no se nombra.
No lo dudo.

Lo que nunca nombramos
nunca existe.

Y hay tanta intimidad en los poemas

tanta,

que no abrigo el deseo de asumir ese rol
de Dr. "Víctor Frankestein" distinguido y poético.
Yo elijo se me mueran los poemas.
(Quizás cuando despiertes
vuelva a abrir el quirófano)

Quizás cuando tu voz
de mando vuelva a repetirme: — Avanti.
Confianza marinero.
La fuerza de tu verbo es el escudo
que puede a la tormenta.

Quizá cuando regreses,
escultor de palabras y de versos
que ahora estás posado sobre el silencio oscuro de tu mástil,
calibrando los lances
de hombres que no alcanzan a
izar velas de paz en sus galeras.

Y yo te pienso desde mi sólo mástil.

Te pienso como un pájaro negro
remontando su vuelo
desde su super nova.

Un pájaro mayor que conoce los mapas
de todos
los océanos
literarios
de este mundo,

y aguardo tu regreso.

*

Me preguntaba yo, luego de hacer la siesta
qué pasaría hoy,
exactamente hoy. Un Lunes a las seis
si me muriera.

Mi amor, mi gran amor del mundo y de los mundos
buscaría otro amor,
porque tú sabes bien, amigo mío,
de amor nadie se muere
y el hombre siempre vuelve a ser amor.

Es ley de vida.

Mis hijas, mataharis guerreras. Compañeras
de fatigas del alma
a las que hice mujeres
antes de que sus ojos lo pidieran,
a las que hice montañas
sin posibles ascensos de lo absurdo,
se buscarán la vida
con tal de que la vida no las muerda.
Como les enseñé.

Me quiero más que nunca en esta hora.
6:45 de la tarde.

Cada trozo de carne, de manos y de sombra.
De mí, lo adoro todo.

Porque quiero vivir
pa' que vivan los míos mi alegría.
Mi son de libertad.
Cada grito de guerra que le doy al destino.

Vaya a la mierda el diablo y sus tragedias.

Nunca creí en la muerte.
Ni quiero que me lloren.

Que corra el ron sobre cubierta.

Pero aún nos queda mucho
que dar a nuestra flota.

Maferefun mi cuervo,
Maferefun.
Ayer mañana y siempre.