domingo, 18 de septiembre de 2016

Tauromaquia.


Tauromaquia.


Hoy la palabra se me presenta en cueros. Se ha liado la manta a la cabeza y en rebeldía, ejerce impúdica su danza exenta de esos adornos torpes que —según ella— nublarían sus dictados.

Así andan las cosas. Y yo no puedo más que contemplar, desde el bloqueo, la sencillez de su estructura estrófica embuida en un tanga como único amuleto para salvar su suerte.

En realidad nunca me impresionaron los desnudos, lo mío es fantasear con lo que hay debajo del vestido; pero a ella ya no le interesa el maquillaje, ni la fastuosidad, prefiere andar en cueros por mi casa como una libertaria que le da un ultimátum a su hombre: y bien, Mady, ¿me tomas o me dejas?, mientras yo entro en la última de las tres fases del fuego y mancillo su honor a grito limpio en inglés, en español castizo y en cubano.


Me siento como un memo que no tiene ni idea de como proceder ante el destape de esa perra loca que no lleva siquiera un triste brillo para caerme en gracia; tan confuso que no sé si encajarle un fajo de billetes en la goma del tanga en un intento vil de camelarla, o si darle esquinazo; olvidar que una noche —mientras ahogaba en vodka mi habanidad nostálgica— sentí el impulso ciego de vestirme de luces; echarme al ruedo como hacen los toreros espontáneos, espada al ristre ponerla de rodillas con un par de estocadas y rematar la faena cortándole las orejas y el rabo.

Presiento que no habrá puerta grande en mucho tiempo, ni paseo en volandas, ni trofeos.

La Doña se ha emperrado en asestarme su más fiera cornada.




Estado de mutismo.


Ya vienen a buscarla
los soldados del trueno y la desidia.

Ya llegan,
armados con mordazas
marchando uniformados de azul frío.

Ya la arrancan a golpes de mi lengua.

La violentan. La arrastran
y la dejan caer,
estrepitosamente, ante mis ojos
sobre las cataratas del silencio.


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Y me llamó, su voz atrincherada
allá, donde concluyen
mis pactos y tratados con los hombres.
Los ecos de mi sangre, mis recuerdos.

Llamó,
desde donde mi "yo" más racional
hace frontera
con la voz libertaria de mi espíritu.

Mas no quise atender aquel resuello
por no contaminar con mi vacío
su lírico legado.

Tal y como diría
papá Hemingway,
las tristezas de un hombre se destierran
en cualquier bar de paso,

jamás en la palabra.


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¡Mi capitán, sirena a la vista!


Desprotegida,
Ariel de juventud
que ha perdido en el trueque
sus brújulas a puerto y sus zapatos,
ella
entra en mi orbe levantando espejismos
sobre mis horizontes de grumete.

Ella desdobla y multiplica el camarote
en cientos de universos
cuando despliega heroica —tan niña—
las fichas de su puzzle metafórico
sobre las coordenadas de mi cama.

Capitales y razas se erigen y ventean en sus manos,
y el secreto del mar se nos revela.


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Poetry in motion.


Pensé que solo irían en mi busca
marinos pesarosos y atalayas
galeras y piratas derrotistas,
la mar soliviantando las batallas.

La oí desde el delirium de mi encierro
en cruda arremetida, consagrada,
desnuda en mi hemiciclo sin recatos,
espléndida sin muros ni corazas,
cantando en desafío desde el púlpito:
Destruye sin temores mis medallas
mi podio de vestal, mis capiteles
lo frívolo y distante de mi casta,
mi lira, mis romances y mis mundos
de rompe corazones desalmada.

Quebrántame la paz hasta el ahogo
secuéstrame en la vid de tu palabra,
bébete mi cantar de Melibea
y llévame en tu sangre adonde vayas.


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Pablo Alborán y Bebe interpretando "Por fin".






Qué intenso es esto del amor,
qué garra tiene el corazón, sí, jamás pensé que sucediera así. 
Bendita toda conexión 
entre tu alma y mi voz, 
jamás creí que me iba a suceder a mí.

Por fin lo puedo sentir,

te conozco y te reconozco que por fin sé lo que es vivir,

con un suspiro en el pecho y con cosquillas 
por dentro... Por fin sé por qué estoy así.



Tú me has hecho mejor, mejor de lo que era...

y entregaría mi voz 
a cambio de una vida entera.



Tú me has hecho entender 
que aquí nada es eterno,

pero tu piel y mi piel pueden detener el tiempo.



No he parado de pensar
hasta dónde soy capaz de llegar,
por que mi vida está en tus manos y en tu boca.

Me he convertido en lo que nunca imaginé,
has dividido en dos mi alma y mi ser,
porque una parte va contigo 
aunque a veces no lo sepas ver.

Por fin lo puedo sentir,
te conozco y te reconozco que por fin
sé lo que es vivir,
con un suspiro en el pecho,
y con cosquillas 
por dentro...
Por fin sé por qué estoy así.

Tú me has hecho mejor, mejor de lo que era...
y entregaría mi voz a cambio de una vida entera.

Tú me has hecho entender 
que aquí nada es eterno,

pero tu piel y mi piel pueden detener el tiempo.




domingo, 4 de septiembre de 2016

“Operación de rescate y salvamento”.










De vez en cuando se viste uno de marinero y sale a pescar en su catamarán. A veces vuelvo a casa con las manos vacías, pero hay días de suerte en los que mi red se llena de auténticas maravillas literarias.

La selección que hoy desfila por la pasarela de: "Hasta las pelotas del pelotudo de Harry", va por todos esos amigos lectores y poetas que saben, de verdad de la buena, que el tiempo seguirá su ruta imparable de destrucción del hombre por el hombre, y cuando no quede nada a lo que aferrarnos, en algún lugar seguirá palpitando la palabra a la espera de que los nuevos poetas acudan en su rescate para recordarnos quienes somos.

Y como nadie puede describir mejor el contenido de una obra que el propio autor, (miren, ya sé que me repito como el ajo con esta frase, pero aguantense porque este es el lema de esta casa) con todos ustedes:

 Enlace a la biblioteca virtual:

"Hasta las pelotas del pelotudo de Harry"









jueves, 1 de septiembre de 2016

“Hasta las pelotas del pelotudo de Harry”.












¿Harry, Harry? ¿qué Harry, tío? ¿Harry el sucio, (se preguntarán ustedes) ese pobre diablo que se hace llamar Harry para ganar más seguidoras a su cuenta de facebook, ese mismo Harry que ahora está el pobre  en situación de desempleo? ¿ese? ¿ese tipo al que "Aiguas de Barcelona" le cortó el suministro por no abonarle la correspondiente factura del mes en tiempo y forma? (sí, uno se entera de todo en facebook, hasta de lo que no le concierne), ¿o Harry el sucio, el personaje hollywoodiense?

Pues no, miren ustedes. Sepan que ni por asomo me estoy refiriendo a ninguno de los dos, y créanme si digo que lo siento, sobre todo por ese último Harry, el pistolero-legal experto en resolver crímenes de mucha monta que encasilló durante tantos años a Clint Eastwood en el papel de poli bueno, me estoy refiriendo a Harry Potter, el niño mago. Es ese muchachito inglés quien realmente...


Para acceder al artículo pincha en el enlace:

“Hasta las pelotas del pelotudo de Harry”