Querido Juan Ramón, pido un soneto
como quien pide en medio de una fiesta
vuelen al aire ritmos de bolero
para amarrarse al cuerpo de una hembra.
Tu abolengo y montura, moguereño,
inalcanzables son para mi empresa.
Lánzame un cable a tierra, viejo arriero,
desde tus anchos vuelos de poeta.
Pues de catorce patas y once nudos
se presenta la bestia ante mis ojos
retándome a montarla en desafío.
Si domarla consigo, te aseguro,
la bulla va a escucharse en "Alto Songo".
En su grupa violenta voy mecido.
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